miércoles, 29 de abril de 2015

LESIONES EN LOS BAILARINES


 






1.     Introducción

    En este tema vamos a tratar el tema de las lesiones deportivas que la práctica de la danza profesional o amateur puede ocasionar. Estas lesiones se asocian siempre a un problema en el aparato locomotor y son consecuencia de la práctica continua y se producen principalmente por tres razones:
  • Por impacto o choque, ya sea con otro compañero o algún elemento, causando principalmente contusiones o fracturas.
  • Por un mal gesto o movimiento forzado (esguinces, luxaciones, etc.)
  • De forma intrínseca, siendo el propio aparato locomotor el que produce su lesión (problemas musculares y de tendones).
 Pero estos mecanismos de lesión son concretos y provocan lesiones agudas al bailarín pero también se pueden sufrir lesiones crónicas tanto por degeneración como por sobrecarga. Por otro lado este artículo no pretende tratar todas las posibles lesiones que se pueden dar en aquellos que practican la danza ya que sería muy extenso y por ellos non centraremos en aquellas que se pueden producir en el miembro inferior, haciendo hincapié en rodilla, tobillo y pie.

2. Lesiones del muslo

  Generalmente son lesiones tanto de la musculatura de los cuádriceps como de los isquiotibiales. En ellos son muy frecuentes las contusiones y las roturas fibrilares de mayor o menor intensidad.

  • Contusión muscular: Son producidas por el golpe directo de una superficie dura sobre el muslo, que produce un hematoma o moratón que, de acuerdo con su tamaño o localización genera una impotencia funcional que puede ser importante. El tratamiento pasa por la aplicación de hielo sobre la contusión, y estiramientos forzados de la musculatura. Cuando el músculo permite el máximo estiramiento, se puede considerar solucionado el problema. En danza no son muy frecuentes ni graves las contusiones debido a que generalmente los golpes suelen producirse al chocar contra el suelo.
  • Rotura fibrilar: Es una lesión muscular intrínseca que aparece con frecuencia en la parte posterior del muslo. Aparece de forma brusca y como un golpe seco en la zona afectada, lo que supone una impotencia funcional importante, por lo que la práctica de la danza es prácticamente imposible mientras dure esta lesión. El periodo de curación nunca es inferior a tres semanas. El tratamiento consiste en un reposo de actividad deportiva y posteriormente realizar ejercicios dinámicos largos y continuados, añadiendo estiramientos pasivos y mantenidos de la zona afectada. Muchos bailarines suelen sufrir este tipo de lesión por múltiples razones: mala recepción en salto, cambios bruscos en el tono muscular, sesiones de trabajo demasiado intenso, etc.


  • 3. Lesiones de rodilla
     Es una zona en la cual las lesiones son frecuentes y de importancia para el futuro de cualquier bailarín ya que puede determinar la carrera de cualquier intérprete. Habitualmente suelen darse lesiones meniscales, ligamentosas y de la articulación femorrotuliana.
    • Lesiones meniscales: Los meniscos, al ser estructuras semiblandas, tienen una función amortiguadora entre los cóndilos femorales y las mesetas tibiales. Generalmente una lesión de menisco suele acarrear dolor al apoyar sobre la rodilla y sobre todo al flexionarla, pero una lesión de mayor gravedad provoca la inmovilización total de la articulación. Es un tipo de lesión muy grave pero que hoy día es fácilmente operable por una artroscopia por lo que se reduce mucho el tiempo de inactividad. No solamente se producen roturas de menisco (interno o externo) sino que también pueden sufrirse pinzamientos, inflamaciones o producirse una lesión degenerativa. El tratamiento frente a esta lesión puede pasar por la artroscopia o bien si esta no es necesaria tras ser recuperado el menisco es imprescindible reforzar el cuádriceps con trabajo de pesas. Estas lesiones pueden sufrirlas los bailarines a consecuencia de movimientos bruscos que son muy frecuentes en cualquier composición, giros bruscos o excesivos, etc.
    • Lesiones ligamentosas: Este tipo de lesión puede afectar a ligamentos laterales, ligamento cruzado anterior y posterior. Una lesión de estos ligamentos es igual de grave que una lesión meniscal y generalmente suelen producirse de manera combinada. Producen dolor agudo, acompañado de inflamación parcial de la rodilla. Es reconocible fácilmente porque se produce una inestabilidad de la rodilla hacia el lado contrario de la lesión. Puede producirse una rotura (total o parcial) o una distensión. Hay distintos tipos de tratamiento que pueden ser: la inmovilización a través de escayola, pero si se trata de rotura puede ser necesaria la intervención quirúrgica, acompañada de rehabilitación mediante trabajo de la musculatura isquiotibial y de los cuádriceps. Estas lesiones de ligamentos pueden producirse a causa de movimientos bruscos y forzados tanto laterales como anteroposteriores, muy frecuentes en la práctica de una actividad como la danza.
    • Lesiones rotulianas: Pueden darse a veces por alteraciones morfológicas de la rodilla con desviaciones muy marcadas de los ejes de las piernas, lo cual no puede aplicarse a la práctica de la danza, pero si por el desarrollo de esta en superficies poco recomendables. Pueden producirse luxaciones, cuando los ligamentos fijadores de la rótula sufren rotura, la cual se solucionaría en principio estirando pasivamente la pierna; y subluxaciones cuando la rotura ligamentosa no es completa cuya recuperación sería con fijación externa y desarrollo muscular específico, aunque si bien esto depende del grado. En los bailarines una de las lesiones típicas es una inflamación del tendón rotuliano (tendinitis), que es causada por la acumulación de solicitaciones bruscas del tendón debido a continuos saltos.
    4.  Lesiones de tobillo
             Es una de las articulaciones que más se lesiona, debido a que soporta grandes presiones cuando los         movimientos de todo bailarín se sustentan fundamentalmente en el miembro inferior. Pueden ser de          distintos tipos: ligamentosas, tendinosas y musculares.
    • Lesiones ligamentosas: La principal y más importante lesión ligamentosa del tobillo es sin duda el esguince de tobillo, que por otro lado es la más frecuente en la práctica de la danza. El tobillo realiza un movimiento de flexión y extensión del pie (muy utilizado en danza). Además también tiene unos ligeros movimientos de lateralidad. Ocasiona dolor, tumefacción por lo que ocasiona una impotencia funcional. Al practicar distintos movimientos, pueden producirse giros bruscos de la articulación, siendo los más frecuentes desde fuera hacia dentro, debido a distintas situaciones como pisar a un compañero u otro objeto, un mal apoyo o una mala recepción de un salto. Pueden clasificarse estos esguinces en distintos grados: elongación simple de algún haz ligamentoso, rotura parcial o rotura total del paquete ligamentario. Según el grado del esguince la recuperación será mayor o menor, llegando a la intervención quirúrgica en caso de rotura total, aunque generalmente se suele aplicar hielo para posteriormente inmovilizarlo a través de vendaje compresivo y una vez recuperado realizar movilizaciones progresivas acompañadas de trabajo muscular de la pantorrilla.
    • Lesiones tendinosas: El tobillo posee numerosas conexiones tendinosas que unen músculos de la pierna con los huesos del pie. La más importante lesión que puede producirse es la tendinitis de Aquiles, que a pesar de que este tendón es uno de los más fuertes del cuerpo, recibe gran cantidad de presiones intensas y rápidas. Puede sufrir una inflamación debida a sobrecargas de esfuerzos repetidos (habituales en los saltos) o también por un uso de calzado incorrecto o bien por practicar danza en una superficie excesivamente dura. Con esta lesión aparece un dolor muy localizado que puede llegar incluso al pie, que disminuye al calentar la zona implicada pero que aumenta al cesar la actividad y que a largo plazo provoca impotencia funcional. Suele producirse un engrosamiento muy claro del tendón. El dolor provoca principalmente la imposibilidad de la flexo-extensión del tobillo. Normalmente esta lesión es tratada aplicando hielo tras el ejercicio, estirando el tendón durante 45’ y evitando realizar saltos y ejercicios explosivos, llegando en extremo a las infiltraciones e incluso la reparación quirúrgica.
    • Lesiones musculares: Resaltan dos, que son la rotura fibrilar del gemelo y el síndrome compartimental. La rotura fibrilar del gemelo aparece al sufrir repentinamente un dolor vivo, punzante y brusco en la parte posterior de la pantorrilla y que puede afectar generalmente a bailarines poco entrenados, que no han realizado un buen calentamiento previo o en músculos hiperfatigados. El dolor en los bailarines que lo sufren aparece por la contracción del gemelo (ponerse de puntillas) y se acompaña de una impotencia funcional (casi siempre gran cojera). El tratamiento es simple, reposo y tras la desaparición del dolor, una reintegración lenta a la actividad. El síndrome compartimental tiene origen en la hipertrofia que sufren los músculos tibiales y peróneos, que son comprimidos por la fascia muscular que no puede distenderse más. Para que esta lesión aparezca en un bailarín el sobre-uso y la fatiga debe ser exagerado. Para solucionarlo es necesaria la intervención quirúrgica.

    5. Lesiones del pie
     En realidad todas las presiones que recibe el tobillo recaen finalmente sobre el pie. Son muchas las          personas que sufren anomalías en esta región y que de no corregirse a tiempo podrían generar una          patología posterior que condicione cualquier tipo de práctica deportiva. En especial los bailarines son un foco de población que sufre cualquier tipo de lesión en esta parte. A continuación veremos algunas de las lesiones más frecuentes en orden de talón a dedos.
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    • Dolor en el talón o talalgia: Se trata de una inflamación del cartílago del calcáneo, llamado cartílago del crecimiento, por lo que es difícil encontrarla en bailarines profesionales, ya que están completamente desarrollados, pero si es frecuente encontrarla en aquellos bailarines jóvenes que están empezando y que no se han desarrollado completamente. En los adultos puede aparecer en forma de irritación del periostio del calcáneo o bien por inflamación de la almohadilla grasa del talón o de la bolsa serosa del tendón de Aquiles. Su solución pasa por el uso de almohadillas protectoras, las taloneras que permiten la amortiguación de cualquier impacto con el suelo, llevando la carga del peso hacia el antepié.
    • Fractura del 5º metatarsiano: El borde externo del 5º metatarsiano del pie es una zona donde confluyen tanto estructuras tendinosa como ligamentosas, lo que indica que se va a provocar fuertes tracciones bruscas y repetidas, además del apoyo del pie. Las causas más comunes de lesión por aquellos que practican danza son la sobrecarga o el estrés, especialmente en aquellos que practican ballet o danza clásica. La recuperación siempre es complicada por la dificultad de consolidación del hueso ya que hay poca sangre; en consecuencia hay que recurrir a la inmovilización y sobre todo la descarga total de la zona hasta la solución de la rotura (4 o 5 semanas).
    • Fascitis plantar: La fascia ocupa la parte media de la planta del pie y puede irritarse por la repetición de movimientos de rotación, sobre todo anterior, provocando dolor. Esta lesión se asocia a una causa específica como pueden ser los pies cavos (mucho puente) o en poblaciones específicas como los bailarines, por eso hay que tener en cuenta el nivel de práctica de la danza y la especialidad que se practica. Se puede solucionar a través de un trabajo específico de prensión y de arrastre con los dedos del pie; por otro lado también se pueden usar plantillas que eviten los movimientos de rotación anterior del pie.
    • Metatarsalgias: Las metatarsalgias son un problema de hiperpresión y exceso de apoyo en la cabeza de algún metatarsiano, siendo más frecuente en mujeres que en hombres. Ocasiona un dolor tan vivo que puede impedir el apoyo total del pie y no tiene solución hasta que se elimina totalmente la presión sobre la cabeza metatarsial irritada. Esta lesión es muy típica en los bailarines ya que la mayoría de ellos realiza su trabajo con pie descalzo o con muy escasa protección. Podemos combatirla colocando una plantilla gruesa que deje abierta la zona dolorosa.
    • Deformación de la articulación del dedo gordo del pie: Esta patología, junto con otras de la misma familia (en otros dedos) es el producto de un inusual estrés y un esfuerzo aplicado al pie mientras se realizan disciplinados movimientos trabajando sobre la zona: un ejemplo claro es el trabajo continuo de los bailarines de ballet clásico de puntillas. Con esto podemos ver que existe una alta relación entre desarrollo de esta deformación y la danza. Los cambios producidos por la deformación se presentan principalmente en forma de bunión o de “hallux-valgus”. Las causas son tres principalmente: 1) el entrenamiento temprano sin desarrollo de los músculos intrínsecos y extrínsecos del pie, lo que produce una laxitud de los ligamentos (“hallux-valgus”); 2) la continua carga del peso sobre el mismo punto; 3) la forma en que se llega a presionar la punta del calzado. Estas lesiones pueden llegar a cortar la carrera de un bailarín.
    6. Prevención
     En un principio, para poder prevenir este gran número de lesiones, sería necesario una serie de adaptaciones, que pueden ser de varios tipos: músculo-esqueléticas, para evitar posibles trastornos esqueléticos y desviaciones de espalda; adaptaciones a
    7. Conclusión
     La danza es una actividad física y deportiva igual de completa que muchos otros deportes y por ello implica riesgos similares al de cualquier otra, añadiendo las aptitudes técnicas que son necesarias para una práctica completa y satisfactoria. Por ello nos hemos interesado principalmente por aquellas patologías que pueden afectar al miembro inferior del bailarín, ya que es este sobre el recae la mayor parte de su actividad y es al fin y al cabo el que mayor desgaste sufre, aunque por otro lado es el que más desarrollado está en los bailarines. Cabe destacar que las lesiones de este tipo que anteriormente hemos descrito pueden entorpecer en gran medida su práctica y en muchas ocasiones cualquiera de ellas puede arruinar la carrera de uno de estos artistas. Por otro lado queremos exponer que en muchas ocasiones estas patologías pueden verse agravadas por culpa de los propios bailarines ya que son ellos mismos los primeros que renuncian a un apropiado tratamiento, debido a su gran interés y dedicación por la danza, llegando a ocultar estas lesiones por no perder un buen papel o actuación, siendo esto una nefasta actitud ya que esto únicamente contribuye a agravar sus lesiones.  Lesiones del pie cardiocirculatoria  ya que durante el esfuerzo continuo que se realiza practicando danza, tanto la bomba cardíaca como el torrente sanguíneo reciben un gran incremento de las necesidades por parte del organismo; adaptaciones respiratorias. Pero hay que tener en cuenta otros tipos de prevención de lesiones a la hora de practicar la danza como son: los vendajes o “taping”. Se trata de un vendaje funcional preventivo que permite la máxima libertad posible de movimiento articular de manera que limite solamente el movimiento que sea doloroso, o reduciendo la inestabilidad, pero el impedimento que tiene el “taping” es que los bailarines pasan mucho tiempo actuando o en gira y durante estas actuaciones en público no es posible su utilización y por ello complican cualquier recuperación. Otra opción son las protecciones artificiales, ya sean hombreras, tobilleras, rodilleras, etc. Otro aspecto a tener en cuenta para las lesiones de los bailarines es su alimentación ya que los bailarines profesionales tienden a estar más desnutridos que cualquier otro atleta y esto hace que la recuperación de las lesiones sea más lenta y difícil. Para ello sería necesario una alimentación más equilibrada o que contenga suplementos nutricionales de minerales (hierro, calcio, magnesio, potasio…), vitaminas (C, E, B.), proteínas y aminoácidos.
         Tipos, causas, tratamientos y prevención.
      No es plato de buen gusto para nadie padecer una lesión, especialmente para aquéllos en los       que su instrumento de trabajo es el cuerpo mismo como ocurre con la danza. Desde un punto       de vista práctico, el bailarín de una compañía que por lesión está obligado a parar le está             dejando su puesto a otro. Quizá este pensamiento sea la razón por la cual muchos bailarines       aguantan el dolor de forma casi estoica en un mundo de danza que se está volviendo cada         vez más competitivo.

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  Tipos de    lesiones: Los tipos de lesiones van a venir determinados de acuerdo a las partes o estructuras corporales que se vean involucradas, pudiendo afectar al tejido óseo (fracturas y    fracturas por stress) o al tejido blando (lesiones musculares y articulares que incluyen no sólo    la parte ósea de la articulación sino también las estructuras de la articulación misma: cápsula,  ligamentos, sinovial, meniscos, discos intervertebrales, etc.) siendo afortunadamente estas      últimas la principal causa de baja laboral. Muchos estudios han demostrado que al menos el 50 por ciento de las lesiones ocurren en pie y tobillo (menos documentado es el hecho de ser lesiones que por lo general ocurren más de una vez). En otros se observa cómo las partes corporales más vulnerables a lesionarse en la danza son, la rodilla, la cadera y la columna lumbar, pero en la práctica se observan casi con la misma asiduidad que las que se producen en la parte superior del cuerpo incluyendo cabeza y cuello.  Es importante comprender bien que un músculo que sea solicitado para trabajar de manera constante se atrofia. El trabajo constante impide la correcta vascularización estrechando los vasos sanguíneos con lo que el músculo se fibrosa y degenera hacia lo conjuntivo (estático). Como los músculos no están hechos para una función estática la persona siente una fatiga constante con contracciones y dolores en las inserciones musculares (tendinitis y periostitis) estando en realidad atrofiados por un exceso de trabajo y no por debilidad. El trabajo de cara a devolver a los músculos su función dinámica se verá recompensado con la disminución del dolor y la notable mejora en la troficidad muscular sea cual sea el nivel del desequilibrio. Pero más interesante que la clasificación de las lesiones es el interés por el origen, el remedio y sobre todo la prevención.


otras disciplinas  LAS LESIONES EN LA DANZA I   Primera Parte


      Origen de la lesión

  El origen de la lesión salvo cuando la naturaleza     de ésta es de tipo traumático viene                     determinado de una parte por las condiciones       anatómicas presentes de otra, por el                   conocimiento y cultivo de la técnica. 


  En  las lesiones de origen traumático pueden         darse circunstancias o factores ajenos al             bailarín que favorezcan o aumenten las               posibilidades de lesión como pueden ser el suelo,   el calzado, la temperatura, la repetición reiterativa del movimiento, la fatiga…éstas no hacen más que agravar las compensaciones mecánicas negativas ya presentes, pero sirven en todo caso como justificante en el grupo para que se produzca la reclamación colectiva necesaria con el fin de conseguir el cambio o la mejora y evitar así nuevas incidencias.La causa o causas de lesión pueden no ser evidentes excepto ante una observación y examen meticuloso y detallado. Gran parte de los bailarines no presentan de forma natural las condiciones anatómicas necesarias como para bailar. Es de gran importancia que  los maestros tengan en cuenta las características físicas de cada alumno sobre todo en edad temprana ya que puede haber limitaciones físicas y restricciones que pueden impedirle el desarrollo de una técnica perfecta.La falta de conocimiento de la técnica por su parte puede que no plantee grandes problemas a aquéllos en los que las condiciones físicas sean la ideales pero para aquellos que no lo son, la lesión puede permanecer latente durante largo tiempo intercalándose periodos de dolor intenso con periodos de malestar controlado lo cual termina por convertirse en una lesión crónica.También debe ser contemplado junto con lo anteriormente expuesto el hecho de que no aplicar la técnica de la forma correcta es también causa de lesión. Es corriente encontrar bailarines que descuidan su posición durante la clase: ninguno de entre nosotros trabaja con la misma intensidad de forma bilateral, existe siempre un sentido de movimiento facilitado y otro restringido que es justamente, el que merece más atención a la hora de la ejecución del ejercicio. Los bailarines deberán hacer uso de todos sus conocimientos aplicándolos a su   potencial físico pero nunca deberán llegar más allá de sus límites.

¿Cómo elegir el suelo ideal de baile?


En mi opinión, una pista de baile debe ser ni muy suave ni muy suave. Un suelo duro tiene el efecto de causar ondas de choque de retorno graves y puede producir lesiones o desgaste prematuro del cartílago. Un suelo blando hace que los músculos, los tendones y por lo tanto, que trabajar más duro. Adicionalmente, un piso que es demasiado blando puede ser peligroso para los bailarines, debido al efecto de sorpresa.

Para ilustrar mi punto: Invito a cualquiera a saltar sobre un suelo de baldosas y luego en un trampolín .. El efecto de la sorpresa está garantizada para todos. Puedo tomar la comparación al extremo, pero en algunos casos los bailarines tienen que enfrentar situaciones similares.

¿Hay un tipo de baile que causa más lesiones?

No, pero las lesiones son diferentes. Por ejemplo, las fracturas del dedo gordo del pie afectan bailarines clásicos, sobre todo debido a la danza "en punta", pero que también afectan a los bailarines contemporáneos. En la danza contemporánea, encontramos más lesiones a nivel del tendón de Aquiles.

Tratamiento

El tratamiento viene condicionado por el factor desencadenante de la lesión y está orientado siempre y en todo momento a conseguir una rápida recuperación. Desafortunadamente la gran mayoría de los bailarines es atendido por los servicios sanitarios como si de un individuo normal se tratara no siendo remitidos a especialistas en medicina deportiva, lo cual constituye un grave error de cara a la recuperación.Así, ante lesiones tan frecuentes como un esguince de tobillo les suelen administrar yesos automáticamente a diestro y siniestro, en ocasiones sin haber bajado el edema y la inflamación, vendajes no funcionales consistentes en momificar el tobillo con una venda elástica que no proporciona ninguna sujeción, tratamiento de 15-20 días mecánicamente… Según Baños, L. (2000), el tratamiento ortopédico clásico anteriormente descrito, tiene una serie de repercusiones negativas para el afectado tales como que:
•Favorece y agrava el edema.
 •Provoca una importante rigidez articular.
 •Provoca una atrofia muscular y una importante afectación del control neuromotriz y propioceptivo. 
•Favorece la formación de adherencias en la cicatrización capsuloligamentosa, que limitan la amplitud articular y provocan dolor a la movilización y carga. •Inmoviliza la articulación con los desajustes mecánicos provocados en el esguince, de forma que los refuerza en el paso del tiempo y favorece que se perpetúen por la formación de adherencias.Otros estudios científicos de Klein y Col. han concluido con una reflexión común: la inmovilización fue tomada como causa de los pobres resultados en el tratamiento de los esguinces de tobillo (Leanderson, J. & Cols., 1996). 
¿Qué se debe hacer entonces ante una situación de emergencia como ocurría con el anteriormente citado esguince de tobillo? En primer lugar habrá que cerciorarse de la integridad de todos y cada uno de los componentes de la articulación con el fin de descartar fracturas. Una vez seguros de que articulación conserva su integridad se empezará inmediatamente el tratamiento con lo que los americanos gustan denominar “RICE” (rest, ice, compression, elevation) o traducido al español: reposo, hielo, compresión y elevación.

Veamos una por una cada fase:


• Reposo: El reposo es necesario. Evitar al máximo actividades que puedan causar dolor o inflamación. Los ejercicios de movilidad activa quedan aplazados hasta la desaparición del dolor con el fin de evitar o aumentar la posibilidad de recaída. Si se podrán realizar de forma pasiva por el terapeuta.



Hielo: El hielo es el más efectivo, seguro y barato método de ayuda en lesiones traumáticas.  La aplicación de hielo disminuye la sensación de dolor, así como la afluencia de sangre en la zona. Igualmente efectivo contra la inflamación se recomienda aplicar hielo lo antes posible y  en las siguientes 48 a 72 horas en intervalos de 2 horas. Asegúrate de proteger bien tu piel del contacto directo con el hielo y evita que la aplicación sobrepase los 15 minutos.



• Compresión: Con el fin de evitar y reducir el derrame interno es conveniente practicar un vendaje compresivo de la zona teniendo sumo cuidado de no aplicar demasiada presión al realizarlo. Será conveniente la sustitución del vendaje cada 12 horas con el fin de movilizar el excedente de líquidos producidos por la inflamación.



• Elevación: La elevación del miembro afectado reduce la inflamación favoreciendo el retorno venoso y con ello la eliminación de productos de desecho consecuencia del derrame.



Tras estas primeras 48 a 72 horas se comenzará el trabajo de drenaje manual y se cambiará el vendaje compresivo por un vendaje funcional con el fin de bloquear la articulación exclusivamente en la dirección en la cual se produjo la lesión. Una semana más tarde con la inflamación casi inexistente y sin dolor se podrá empezar el trabajo propioceptivo orientado a recuperar la cápsula y los ligamentos dejando para la fase final  el trabajo muscular y la reeducación específica para la danza. En total, y para un esguince de 2º grado podría bastar con 15 días dependiendo siempre de la evolución de la lesión y aún así habremos ganado todo el tiempo de inmovilización que propone el tratamiento clásico ortopédico.



Con respecto a la ingesta de antiinflamatorios y analgésicos con el fin de acelerar el proceso de recuperación,  se observa que debido a que los bailarines sufren frecuentemente dolor y dada la exigencia y motivación personal del bailarín profesional, es frecuente que se consuman, sin asesoramiento médico, grandes dosis de analgésicos. Esta costumbre, arraigada en bailarines y deportistas profesionales, tiene potencialmente consecuencias. Si el analgésico es efectivo y elimina parcial o totalmente el dolor, la consulta a su médico puede retrasarse y con ello, el diagnóstico y el tratamiento final de su afección. A su vez, la automedicación indiscriminada, errática y no regulada, predispone a sufrir los efectos colaterales indeseables de los medicamentos, razón por la cual se desaconseja cualquier intento de automedicación reservando la decisión al médico especialista.



Prevención



En el apartado de prevención volveremos a fijarnos muy de cerca en lo anteriormente expuesto en el apartado orígenes de la lesión.  Tal y como se había comentado, mismo en las lesiones traumáticas existía ya en el bailarín el factor desencadenante bajo forma de desequilibrio: un pie con tendencia a la supinación presentará muchas más posibilidades de sufrir un esguince lateral externo que un pie plano.  Y son éstos desequilibrios funcionales los que van mostrar al terapeuta las potenciales zonas de lesión.  El examen visual del sujeto revelará todas las asimetrías, tensiones o limitaciones de las que dependerá la capacidad del bailarín para aplicar correctamente la técnica: escápulas aladas, piernas arqueadas, escoliosis, juanetes, pie valgo, rodillas en hiperextensión, lordosis lumbar excesiva…las cuales serán más tarde corroboradas durante el examen dinámico articular.



Una vez confeccionado el patrón postural adoptado por el artista se puede empezar con la prevención y el primer paso es darle a conocer las conclusiones obtenidas tras el examen visual y dinámico. El bailarín ha de conocer y comprender la línea de trabajo que se va a diseñar con el fin de que sea aplicada lo más correctamente posible y ésta, debe estar estrechamente relacionada con la técnica de ballet, de ahí la importancia de contar con terapeutas especializados en danza.



El trabajo ha de ser lento y cuidadoso, sin forzar, respetando al máximo la fisiología muscular y articular, será realizado en series cortas de entre 8 y 10 repeticiones y contará siempre y en todo momento con la asistencia del terapeuta que velará por la correcta posición del cuerpo durante la realización del ejercicio corrigiendo aquéllos aspectos que considere necesario.



La estrategia diseñada tendrá como objetivo el reencuentro con el cuerpo, el control del movimiento y el despertar del letargo artístico en el que se encontraba sumido preocupado más por su incapacidad para resolver el problema que por la evolución de su expresión artística.
Lesiones específicas.

•    Esguince del ligamento lateral externo del tobillo
•    Rotura del ligamento lateral externo del tobillo
•    Esguince del ligamento lateral interno del tobillo
•    Esguinces crónicos de los ligamentos lateral y medial del tobillo
•    Esguince capsular anterior del tobillo
•    Fractura del maléolo externo
•    Fractura del maléolo medial
•    Fractura osteocondral de la cápsula astraglina
•    Tendinitis del tendón de Aquiles
•    Rotura del tendón de Aquiles
•    Bursitis del tendón de Aquiles
•    Hueso trígono y tubérculo posterior del astrágalo agrandado
•    Tendinitis y tenosinovitis del flexor largo propio del dedo gordo
•    Tendinitis y tenosinovitis del flexor largo propio del dedo gordo
•    Tendinitis del extensor largo propio del dedo gordo
•    Fracturas por sobrecarga de los metatarsianos
•    Osteocondritis de la cabeza del 2do o del 3er metatarsianos
•    Distensión de la fascia plantar
•    Distensiones capsulares de la 1ª articulación metatarsofalángica
•    Sesamoiditis
•    Hallux valgus y juanetes
•    Hallux rigidus
•    Uña incarnata
•    Callos y durezas
•    Espolones varios, áreas de calcificación, etc.
•    Fracturas por sobrecarga del peroné
•    Fracturas por sobrecarga de la tibia
•    Desgarros de los músculos de la pantorrilla
•    Dolor en la parte anterior de la rodilla
•    Distensiones capsulares de la rodilla
•    Lesión del ligamento lateral interno de la rodilla
•    Lesión del ligamento lateral externo de la rodilla
•    Lesiones de los ligamentos cruzados de la rodilla
•    Afectación del menisco interno de la rodilla
•    Afectación del menisco externo de la rodilla
•    Roturas del tendón del cuádriceps, del tendón rotuliano y fractura de la rótula
•    Distensiones y desgarros del músculo cuádriceps
•    Distensiones y desgarros de los músculos aductores
•    Distensiones inguinales
•    Distensiones y desgarros de los músculos isquiotibiales
•    Resalte de la cadera
•    Bursitis glútea
•    Dolor de nalgas
•    Distensiones y luxaciones sacroilíacas
•    Dolor en la región sacroilíaca
•    Afectación del ligamento interespinoso
•    Sobrecarga de las carillas articulares
•    Prolapso discal lumbar
•    Fracturas por sobrecarga de las vértebras lumbares
•    Dolor en la zona vertebral dorsal y superior
•    Tortícolis aguda
•    Problemas del hombro y el brazo 






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